A lo lejos se aproximaba un tipo encapuchado, el cual al verme se frenó y me pidió la hora. Como suelo hacer siempre sin querer, lo ignoré inconscientemente. Al estar con la mente ocupada tardé en procesar sus palabras y seguí de largo. Le pasé por al lado sin siquiera fijarme mas que el buzo que llevaba puesto, y sentí un ardor horrendo en mi espalda, seguido de una fuerza que me hizo caer. Cerré los ojos del dolor y simplemente masticando bronca me desmallé.
Al despertarme el dolor se había pasado. Luego de inspeccionarme la espalda con las manos no hallé el causante del dolor, por lo que no me quedo otra opción que levantarme y seguir caminando. El suelo estaba húmedo por la reciente lluvia, por lo que tuve que limpiarme ya que al caer me llené de barro. No sabia en donde estaba y opte por seguir caminando en la dirección en la cual venía caminando de antes para ver si me ubicaba más tarde .
En ese paseo me crucé con varias figuras, uno de ellos afirmaba ser el diablo. Éste trató de convencerme de que existía el diablo y era el. Seduciendo de una forma macabra mi pensar a través de su sombría e instruida forma de hablar me convencía no por el contenido de sus palabras sino la forma de gesticularlas, su voz, su atrayente voz...
Su apariencia era extraña, no como todos la pintan, era un bichoco feo y barbudo. Tenía cuernos pero más bien eran como redondos y no salían de la piel sino mas bien estaban bajo ella. Con sí llevaba una enorme barriga y no era alguien que asustase al más valiente pero realmente su cara entorpecía mi pensar, y hasta llegaba a perturbarme, haciéndome perder en su horrenda cara.
Al verme cruzó de calle desde la esquina frente a la que yo me dirigía y se fue acercando. Proclamaba ser el diablo desde antes de estar junto a mi.
-¿QUE PASA MACHO?, ¿No reconocerías al diablo ni aunque lo tuvieras frente a tus ojos?. Yo mas bien pensé "éste es una suerte de loco inofensivo o algún drogadicto charlatán tal vez", pero era su voz tan grave y fuerte que se volvía complicado no prestarle atención.
-Soy el diablo. Dijo frenándose a unos cuantos pasos de mi y posicionándose para caminar a mi lado.
Comprendí sus intenciones de ir junto a mi lado por lo que apure el paso y lo dejé detrás uno o dos metros pero eso no frustró su plan de ponerme nervioso. Supero mi marcha hasta posicionarse junto a mi y nuevamente me habló.
-Te digo que soy el diablo muchacho. Lo mire y su cara se deformo. Una mueca de sorpresa burlona recubrió su cara
y me dijo: No soy ningún loco, y mucho menos un drogadicto charlatán. Yo cree la locura pero no soy tan malo, ¿sabes?... de hecho yo soy el portador de la luz, luz como sabiduría. Soy el uso de razón y en sí soy la razón misma de todo... o mejor dicho la media razón del todo... algunos me dicen Ying. Hay muchas formas de ver las cosas pero en sí para que haya orden debe existir una contraparte que rompa con las reglas del mismo orden, creando desorden , y yo soy esa contraparte, yo soy ese desorden. Parece que al barba no le gusto que me sublevara a la tiranía y propusiera una alternativa... tipo jodído ese, che. En un acto de egocentría me desterró del cielo el mismo. "Dios" (haciendo comillas con los dedos) es el que todo lo sabe y si algo no lo sabe te destierra, esa es su lógica "superior" (haciendo comillas con los dedos nuevamente). Se quedó en silencio unos segundos como nostálgico y retomó diciendo: Pero eso no dice nada, muchos otros me consideraban un revolucionario, la alternativa, una oposición, lo nuevo, lo renovado, lo diferente... hallaron en mis palabras una pasión, un fanatismo muy grande y el día que me desterró el barba del cielo ellos me siguieron... se fueron conmigo. Si, hablo de dios... ¿sabes? ese sujeto no es tan bueno como lo pintan. Ni siquiera pudo transmitir las instrucciones que el mismo creó sobre como vivir, que cosas hacer, celebrar, que cosas aberrar, que otras hacer, que otras no... todo eso que la gente hoy lee en la biblia... pero ustedes interpretaron todo mal -lo cual obviamente no es su culpa-, se fundaron miles de religiones a partir de las palabras de este idiota, y en la mayoría de los casos terminaron corrompiéndose. ¿Te dice algo el hecho de que todas las religiones mensajeras de dios se hayan corrompido si te digo que es cierto que ustedes fueron creados a imagen y semejanza? ¿no? ¿ni un poquito? ja ja.
Atónito lo miré sorprendido... sus palabras, fuese o no el diablo, no eran nada incoherentes para mi.
Noté que algunas personas salían a la calle aprovechando que la lluvia había terminado, pero al ver a mi acompañante sus caras se transformaban notando lo horrible de su cara y luego se transformaban mas aún viendolo como a un loco y volvían a entrar a sus casa con desconfianza y miedo. No iba a ser otario ni quería tener problemas, y mucho menos mala junta por lo que le respondí:
-Lo que decís suena interesante y hasta me hiciste poner en cuestionamiento lo que creía comprender de la biblia pero estoy llegando tarde y no me gustaría....
- ¿Tarde para llegar adonde?.
-Eso no es de su incumbencia y agradecería me dejáras de joder.
-Oh... lo siento mucho, me siento muy apenado de que esa fuera la impresión que le dí ya que no era mi intención...
-No, pero así fue así que si me disculpa. Doble mi marcha y pronto note que se había quedado parado atrás en cuanto me callé. Lo se porque -sin dejar de caminar- me volteé a ver que había hecho este extraño sujeto y lo siguiente me perturbó. El sujeto saltó, dio una vuelta en el aire y se esfumó en un humo que pareciera se comía a si mísmo hasta desaparecer en un pequeño puntíto negro. Aún después de ver eso no lo creí verosímil. Ni a mis propios ojos sería capaz de creerles eso, después de todo mi madre siempre dice que ojos y oídos son malos testigos.
Pronto pensé en dar la vuelta y volver porque ya no solo estaba perdido sino también cansado y algo perturbado pero algo me impulsaba, y yo no creía tan llanamente en ángeles y demonios como para frenarme por una extraña charla con un tipo tabú.
Recordando el humo, con algunas hondas lentas y otras rápidas... con algo como... caras... saliendo de ahí, como asomandose de entre la oscuridad profunda que se percibía de ese negro tan intenso que pareciera ser el mismo negro de la oscuridad de un infierno...
De pronto me crucé con unos arboles de mala muerte que quisieron despeluzarme con sus miradas, sus caras me ojeaban, dándome dolor de cabeza, intentaban abombar a cualquiera que pasara, intentaron convencerme a mí que era mal camino pero fue en vano, aunque admito que tanto escuchar sus disparates me dejaban como aplastado. En mi vida había escuchado hablar a un árbol pero era tal el miedo que ejercían en mi que decidí hacer oídos sordos y seguir. El solo pensar frenarme y volver, pasando por los mismos árboles que me habían comenzado a hablar luego de pasarlos me erizaba la piel.
Seguí caminando, no sabía realmente a donde iba pero sabía que había algo esperándome...
Después de un rato de caminar en un descampado con las plantas muertas, el piso quebrado y huesos sobresalientes, me encontré con un pequeño hombrecillo rojo. Este portaba en su frente cuernos y saliendo de entre sus nalgas una cola que llegaba a su tamaño mismo. Era diminuto pero aún así me hacía frente, no medía mas que un antebrazo de altura pero aún así se creía bravo y pretendía manguearme. Se creía piola pero le demostré que no. Me quiso morder un borcego y lo patee. Pobre huesudo, quedo echo astillas, pero aún así seguían las "amenazas" y alertas de peligro. Luego de patearlo un grupo de ellos salió de entre los huesos y yúyos Parecían una manada viciosa y bastante nerviosa, y yo, como buen apostador tuve una idea ámpliamente cuestionable pero interesante en el momento. Decidí estafarlos hasta dejarles la chaucha pelada.
Quisieron burlarse de mi pero yo no era boludo, sabia jugar a las cartas. Jugamos, cosa chistosa ya que las cartas medían un tercio de su altura.
De pedo les gané pero realmente dieron buena pelea... me quisieron dar lo que habíamos apostado, todo lo que había de valor en sus pequeñas querencias. De haber perdido les hubiera tenido que dar el cambio del bondi que me había tomado el día anterior. Eran pobres y no quise aceptar lo ganado. Se paraban junto a la calle con un mazo de cartas a retar al truco a cualquier perdido que pasara por ahí. Lo que ganaran serviría para comerciar con otras tribus recolectoras/religiosas que utilizaban esos objetos brillantes para reflejar la luz de noche en rituales generando sombras espectrales a sus alrededores entre las cuales bailaban y cantaban demoníacas melodías de ensueño con sus pequeñas, chillonas y guturales voces .
Fin parte 1.
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